sábado, 11 de agosto de 2018

PIEDRAS (haibun)

     Aunque ha cambiado el viento, de treinta y cinco no baja. La carretera  cruza pequeñas colinas repobladas con molinos eólicos; las vacas retintas se cobijan en su estrecha y alargada sombra. Algunos molinos giran. Las vacas están quietas... tan tan quietas... una, dos y tres, palomita blanca...


Casi las doce y el acceso a la ensenada de Bolonia ya requiere paciencia. Va descendiendo el camino hacia la costa entre los escasos edificios de la zona - "Apartamentos Paraíso", antes "Don Paco"-. Llegó aquí a tiempo la protección. Suavemente la tierra se une con el mar en la estrecha franja de arena de esta la preciosa bahía ya punteada de sombrillas. 
Suerte que Baelo Claudia tiene aparcamie propio y los bañistas lo respetan. Ya conocíamos el enclave, lvemos ahora, para documentar la tesis de mi hijo, a ver especificamente los restos de la industria de salazón.

Acueductos, plazas, templos... de hace dos mil años. Ahora piedras. Aprieta el calor y mi sobrino  busca tregua agitando la camiseta. Entre las piedras antiguas, en la alfalfa, la brisa. 

sol de justicia,
en el templo de Isis
un saltamontes salta

Sombra escasa la de los acebuches. En medio de las ruinas un gran ombú. Ignoramos la buena sombra y seguimos a mi hijo que va explicando detalles... garum y acebuchina hispanos para la Roma de Augusto...  Al fondo la gran duna y pinares... dos mariposas blancas vuelan entre las tumbas...

Busco a mi padre en la expresión de mi sobrino y no lo encuentro, tampoco en la de mi hijo. Aceleramos el paso buscando la salida ... caldarium... tepidarium...

En el  perfil de África creo distiguir casitas blancas...

flores de alfalfa -
la voz de mi hijo 
explicando las piedras



BELLO ES EL RIESGO      Bello es el riesgo, libro por el que Marcela Duque obtuvo el premio Adonais, es, esencialmente, una ce...